hombres de negocios que aunque andan en los 40, 50 o hasta 60 años, siguen buscando la aceptación y aprobación de su padre aunque ya esté muerto. El niñito que hay en su interior sigue clamando: “Debo hacer que mi padre me acepte”. Sin duda, los padres cometen errores, pero a los ojos de Dios usted no es un error. Por ser hijo de Dios, siempre es acepto delante de él. Él dice: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Jesucristo entiende sus sentimientos de rechazo más profundos. Él experimentó
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